El Censo de población 2010 de la Argentina contabilizó 550.000 paraguayos, con 56%
de mujeres y casi 80% de personas en edades productivas. El especialista Hugo
Oddone responde algunas interrogantes al respecto y destaca, además, que el 10%
de esa población tiene más de 65 años de edad lo cual revela un proceso
histórico de “envejecimiento” de la población migrante que duplica a la de
nuestro país, donde actualmente el 5% de las personas son “adultas mayores”.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina dio
a conocer los primeros datos del censo 2010, en los que revela que unos 550.700
paraguayos emigrados han sido censados y que constituyen el grupo de
extranjeros más numeroso que residen en la Argentina.
Hugo Oddone, presidente del comité científico del 4º Congreso de Población y Migración que se realizará en nuestro país en noviembre, analiza estas cifras que considera relevantes, importantes y preocupantes para el desarrollo del Paraguay.
–¿Qué opina de la información publicada por el INDEC sobre 550.000 inmigrantes paraguayos?
–La información brindada por el INDEC de la Argentina es de extraordinaria importancia. Aun cuando muchos académicos han cuestionado la rigurosidad del operativo censal del año 2010 en el país vecino, y los datos sufran algún ajuste posterior, esta es la información de fuente oficial con la que los especialistas en población tendremos que trabajar en los próximos años, y no ya con las cifras especulativas manejadas por diversas fuentes informales. Por de pronto, la población paraguaya migrante y residente solamente en la Argentina representa ya el 8,4% de la población total del Paraguay estimada al año 2011 por la DGEEC (poco más de 6,5 millones). Si le agregamos la que reside en España, EE.UU., Brasil y otros países del mundo, evidentemente nuestro país debe tener ya, cuando menos, el 10% de su población viviendo en el extranjero.
–¿Y qué representa esto en términos de políticas públicas para el país?
–Representa, por un lado, un vacío de políticas, y por el otro, una urgente necesidad de definir esa política y de revisar todos los aspectos legales e institucionales de las migraciones. Por ejemplo, el 79% de los paraguayos y paraguayas residentes en la Argentina tienen entre 15 y 64 años de edad. Y hablamos de proporciones iguales tanto para varones como para mujeres. Vale decir, están en la plenitud de su capacidad productiva y son una resta para nuestra fuerza laboral y nuestra economía. Ellos y ellas han abandonado el Paraguay por falta de oportunidades de trabajo, por el alto nivel de subempleo que predomina en nuestro mercado laboral y por las grandes inequidades salariales que rigen en el país. Ese grupo es el más activo y dinámico de una población y es la cantera principal de “exportación” demográfica de nuestro país.
–¿El Estado es responsable de esta situación?
–El Estado, y los gobiernos que lo representan y elaboran y administran las políticas públicas, deberían tener una política de migración consustanciada con los intereses del desarrollo de nuestro país. La actual ley 978 y sus derivaciones de política migratoria, privilegia más la inmigración y los intereses de los extranjeros que llegan al Paraguay y no le dan la misma importancia a las normativas tendientes a arraigar a nuestra población a base de políticas de empleo digno, de reforma agraria y de redistribución del ingreso así como de amparar a los migrantes paraguayos en el exterior velando por sus derechos humanos. Está bien proteger a los inmigrantes, pero también hay que proteger a la población paraguaya tratando de evitar esta sangría, esta especie de “hemorragia” demográfica que venimos sufriendo y que debilita nuestro capital humano.
–Sin embargo, se les da mucha importancia a las remesas de los emigrados.
–Porque se la considera como un “ingreso de divisas” y no como el fruto del sacrificio de miles de compatriotas que padecen los rigores de vivir en el exterior y deben privarse de parte de sus ingresos para enviar dinero a sus familias. Ni siquiera eso se contempla como parte de una política migratoria, la inversión productiva de las remesas para apoyar a los migrantes a desarrollar pequeñas empresas productivas que les permitan regresar a su país emprendiendo alguna actividad laboral digna. Se habla mucho de bancarizar y cooperativizar las remesas, pero hasta ahora no hay políticas públicas efectivas al respecto.
–¿Cómo cree que afectarán el padrón electoral estos 550.000 paraguayos en la Argentina?
–Hay que ver cuántos de los poco más de los 433.000 censados que tienen entre 15 y 64 años de edad se inscriben en el futuro Padrón Electoral y cuántos de ellos acuden a ejercer su derecho. Pero, en cualquiera de los casos, será una cifra importante. Tanto que, seguramente, los partidos políticos comenzarán enseguida a hacer su trabajo proselitista para captar esos votos en el 2012. Como posiblemente se trate de un electorado mucho más consciente cívicamente, lo que deberían hacer los políticos, antes que ofrecer prebendas, es demostrar ya ahora que están realmente interesados en las comunidades paraguayas del exterior, apoyando la formulación y ejecución de políticas de empleo, de reinserción y de protección de los derechos humanos de los migrantes en el exterior. Quizás eso les da mayores garantías de obtener sus votos. Fuente ABC. Color
Hugo Oddone, presidente del comité científico del 4º Congreso de Población y Migración que se realizará en nuestro país en noviembre, analiza estas cifras que considera relevantes, importantes y preocupantes para el desarrollo del Paraguay.
–¿Qué opina de la información publicada por el INDEC sobre 550.000 inmigrantes paraguayos?
–La información brindada por el INDEC de la Argentina es de extraordinaria importancia. Aun cuando muchos académicos han cuestionado la rigurosidad del operativo censal del año 2010 en el país vecino, y los datos sufran algún ajuste posterior, esta es la información de fuente oficial con la que los especialistas en población tendremos que trabajar en los próximos años, y no ya con las cifras especulativas manejadas por diversas fuentes informales. Por de pronto, la población paraguaya migrante y residente solamente en la Argentina representa ya el 8,4% de la población total del Paraguay estimada al año 2011 por la DGEEC (poco más de 6,5 millones). Si le agregamos la que reside en España, EE.UU., Brasil y otros países del mundo, evidentemente nuestro país debe tener ya, cuando menos, el 10% de su población viviendo en el extranjero.
–¿Y qué representa esto en términos de políticas públicas para el país?
–Representa, por un lado, un vacío de políticas, y por el otro, una urgente necesidad de definir esa política y de revisar todos los aspectos legales e institucionales de las migraciones. Por ejemplo, el 79% de los paraguayos y paraguayas residentes en la Argentina tienen entre 15 y 64 años de edad. Y hablamos de proporciones iguales tanto para varones como para mujeres. Vale decir, están en la plenitud de su capacidad productiva y son una resta para nuestra fuerza laboral y nuestra economía. Ellos y ellas han abandonado el Paraguay por falta de oportunidades de trabajo, por el alto nivel de subempleo que predomina en nuestro mercado laboral y por las grandes inequidades salariales que rigen en el país. Ese grupo es el más activo y dinámico de una población y es la cantera principal de “exportación” demográfica de nuestro país.
–¿El Estado es responsable de esta situación?
–El Estado, y los gobiernos que lo representan y elaboran y administran las políticas públicas, deberían tener una política de migración consustanciada con los intereses del desarrollo de nuestro país. La actual ley 978 y sus derivaciones de política migratoria, privilegia más la inmigración y los intereses de los extranjeros que llegan al Paraguay y no le dan la misma importancia a las normativas tendientes a arraigar a nuestra población a base de políticas de empleo digno, de reforma agraria y de redistribución del ingreso así como de amparar a los migrantes paraguayos en el exterior velando por sus derechos humanos. Está bien proteger a los inmigrantes, pero también hay que proteger a la población paraguaya tratando de evitar esta sangría, esta especie de “hemorragia” demográfica que venimos sufriendo y que debilita nuestro capital humano.
–Sin embargo, se les da mucha importancia a las remesas de los emigrados.
–Porque se la considera como un “ingreso de divisas” y no como el fruto del sacrificio de miles de compatriotas que padecen los rigores de vivir en el exterior y deben privarse de parte de sus ingresos para enviar dinero a sus familias. Ni siquiera eso se contempla como parte de una política migratoria, la inversión productiva de las remesas para apoyar a los migrantes a desarrollar pequeñas empresas productivas que les permitan regresar a su país emprendiendo alguna actividad laboral digna. Se habla mucho de bancarizar y cooperativizar las remesas, pero hasta ahora no hay políticas públicas efectivas al respecto.
–¿Cómo cree que afectarán el padrón electoral estos 550.000 paraguayos en la Argentina?
–Hay que ver cuántos de los poco más de los 433.000 censados que tienen entre 15 y 64 años de edad se inscriben en el futuro Padrón Electoral y cuántos de ellos acuden a ejercer su derecho. Pero, en cualquiera de los casos, será una cifra importante. Tanto que, seguramente, los partidos políticos comenzarán enseguida a hacer su trabajo proselitista para captar esos votos en el 2012. Como posiblemente se trate de un electorado mucho más consciente cívicamente, lo que deberían hacer los políticos, antes que ofrecer prebendas, es demostrar ya ahora que están realmente interesados en las comunidades paraguayas del exterior, apoyando la formulación y ejecución de políticas de empleo, de reinserción y de protección de los derechos humanos de los migrantes en el exterior. Quizás eso les da mayores garantías de obtener sus votos. Fuente ABC. Color
No hay comentarios:
Publicar un comentario