El
Movimiento 14 de Mayo fue una organización armada de base popular formada por
jóvenes exiliados, en su mayoría miembros del Partido Liberal y del Partido
Revolucionario Febrerista.
Una de las características fundamentales de la
organización era su carácter pluralista, ya que no se discriminaba por
ascendencia política y eran aceptados todos aquellos ciudadanos del país que
quisieran desterrar a la dictadura, incluidos revolucionarios extranjeros, como
argentinos y uruguayos.
El Paraguay de la era Stroessner sufrió un exilio intensivo que llegó a un número de entre 200.000 y 450.000 personas sobre una población de 1.500.000 habitantes. La mayoría de ellos se asentaron en
Sobre esta inmensa masa de “migrantes” paraguayos en el país, nace el M14, cuyo nombre se debe a la fecha de la independencia del Paraguay y se conforma como una organización pluralista, en la que participan militantes y simpatizantes de todos los partidos políticos.
“Ni de liberales, ni de colorados, ni de izquierdistas, éramos todos paraguayos idealistas”, dijo en una oportunidad un integrantes del movimiento.
El propósito concreto de la organización era derrocar al general Stroessner y permitir el regreso de miles de paraguayos. Muchos de ellos tenían como único objetivo levantarse en armas para volver a su amado país y reinsertarse en la vida política y social. Para los que no pudieron regresar, el fin era mucho más comprometido: instalar un gobierno revolucionario para trasformar y liberar definitivamente a la nación.
En lo que sí todos coincidían era en el carácter armado del movimiento. En que la lucha armada era la única opción para derrocar a un régimen dictatorial.
Un joven paraguayo apasionado y comprometido se convirtió en su líder natural: Juan José Rotela.
La frontera argentina con el Paraguay fue la región donde se concentraron la mayoría de los exiliados; y Misiones se convertiría en una protagonista exclusiva de la experiencia revolucionaria guaraní. A la provincia llegaron paraguayos de muchos rincones del país, para preparar lo que ellos denominaron
Posadas pasó a ser el centro neurálgico de la avanzada guerrillera, ya que en ella estaba la mayor concentración de los cuadros.
Durante su estadía en la ciudad ribereña, recibieron en unos pocos meses, armamento y entrenamiento en la estrategia de guerra de guerrilla, practicando en chacras de amigos en zonas como las inmediaciones del aeropuerto capitalino o algunos campos en la localidad de Cerro Corá; incluso con la ayuda de policías locales que les facilitaron algunas ametralladoras.
El papel de los pyragües, como se llamaba a los grupos del Servicio de Inteligencia de Stroessner, influyó considerablemente en la posterior derrota del M14, infiltrándose dentro de los cuadros de la organización y generando malentendidos y desconfianzas en las relaciones entre los miembros.
Junto con estas traidoras infiltraciones, el pluralismo reinante dentro de la organización dificultaba la toma de decisiones.Las columnas liberales se concentraron en Posadas y las febreristas en el Alto Paraná misionero, entrenándose en medio de la espesa selva paranaense.
El zarpazo revolucionario fue fijado para el 12 de diciembre de 1959, y se planeó en cinco frentes de ingreso fronterizo simultáneo, todos partiendo de las orillas ribereñas misioneras. Intercomunicados por radio, los puntos de entrada fueron Posadas, Puerto Rico, Eldorado, Puerto Península y Puerto Iguazú.
La estrategia, tal como lo especifica el manual de la guerra de guerrilla, fue el ataque múltiple con el propósito de dificultar una respuesta del Ejército. El factor sorpresa y el factor velocidad en el accionar son indispensables para contrarrestar la desventaja que implica una guerra que se sabe, será prolongada.
El frente “posadeño”, por donde ingresarían las tropas hacia Paraguay vía Encarnación y donde se tomarían los destacamentos policiales, militares y la sede del Gobierno local, lo hizo cruzando el río desde el balneario municipal El Brete.
El plan completo de combate consistía en que Encarnación sería el punto de cabecera. Los demás frentes debían adentrarse rápidamente hacia territorio paraguayo para tomar poblados y sumar gente para el golpe final que sería en Asunción; allí estaba establecida otra columna a la espera de los insurgentes para tomar definitivamente el poder.
Los intrépidos legionarios que partieron desde Posadas lo hicieron en tres canoas, entre las que iban Rubén Ayala Ferreira, Carlos Madelaire, su líder Juan José Rotela, y un argentino. Dos de ellas fueron interceptadas en el canal del río y sus integrantes detenidos. La tercera, comandada por Rotela, se desvió de su curso y se dirigió hacia San Juan-í, un poblado cercano a Encarnación, logrando exitosamente tocar tierra paraguaya.
Pero el Frente de Encarnación fracasó estrepitosamente. Sumado a la detención de los canoeros, los encarnacenos comprometidos no salieron a la calle a pelear. Tomando diferentes testimonios de los protagonistas, se suman muchos factores que explicarían tal fracaso. Una versión atribuye a la mala fortuna, ya que una avioneta debía sobrevolar la ciudad paraguaya y arrojar una bomba como señal para que la población saliera a pelear. El misil nunca explotó.
Otro guerrillero arguyó que fueron avisados telefónicamente de que los encarnacenos no saldrían a la lucha y que abandonasen la travesía. Una tercera asegura que hubo señas de luces provenientes de la costa posadeña. El trabajo espía de los pyragües consistía en que un automóvil ubicado en el Parque Paraguayo, mediante señas de luz, avisaría que las columnas estaban cruzando el río.
La columna que partió desde Puerto Rico logró cruzar la frontera pero fue diezmada tras enfrentamientos con fuerzas del orden. En tanto el frente de Puerto Iguazú tuvo también un éxito preliminar con la toma de algunos destacamentos policiales y gubernamentales de los poblados locales. Pero informadas de los fracasos río abajo y en un intento de regreso hacia Argentina para reorganizarse, la mayoría de las columnas fueron derrotadas, sus miembros apresados y posteriormente enviados a Asunción.
A las dos semanas de comenzada la travesía, prácticamente el M14 estaba derrotado.
A partir de allí, todo fue maltrato, tortura, violación a compañeras, azotes, picanas, trabajos forzados…en fin, la dictadura y su régimen del terror en su cruda y máxima expresión. Y a todo ello, le siguieron los simulacros de fusilamientos, las muertes, la resistencia.
Aislados entre sí, los prisioneros fueron destinados a distintos puntos inhóspitos del territorio paraguayo. Pero la precariedad también llegaba a los centros de detención y la fuga era una opción posible.
Los guerrilleros fueron enviados a una cárcel militar en Peña Hermosa, una isla en el Alto Paraguay sobre el río homónimo. Allí vivían en chozas hechas de barro y sometidos a trabajos forzosos; en una prisión que no tenía rejas, ni muros, con sólo cuatro puntos de guardia que vigilaban la zona.
El primer grupo que logró escapar estuvo integrado por cuatro guerrilleros, entre los que se encontraba Rubén Ayala Ferreira, y un soldado. Exitosamente lograron huir hacia el Mato Grosso en Brasil (ver Palabras de un...).
Esta huida entusiasmó al resto de los compañeros que estaban en ese campo de concentración, y organizaron una escapatoria novelesca. Tomaron el penal, apresaron a los guardias sin hacerles ningún daño, les ofrecieron a algunos irse con ellos, tomaron algunas armas y huyeron por el río.
Los 47 presos del presidio de Peña Hermosa escaparon, avergonzando a la dictadura que se creía invencible. El gobierno nunca hizo mucho al respecto, y los idealistas del M14 volvieron al exilio.
Fuentes: http://www.territoriodigital.com. Portada periódico: El Territorio; “Movimiento 14 de Mayo para la liberación del Paraguay.
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