CIUDAD DEL ESTE. En esta ciudad, se calcula
que más de 10 mil personas de nacionalidad brasileña trabajan ilegalmente. La
ley migratoria es clara al respecto, el que trabaja en el Paraguay, debe vivir
en el país, es decir, fijar domicilio en la nación que lo acoge.
Lamentablemente, la dirección General de Migraciones, en connivencia con la Policía, hacen figurar
direcciones falsas, simulando lugares de residencia que no corresponden y sobre
todo, con protectores, como abogados,
contadores y/o
administradores, que defienden a muerte el bolsillo del patrón, dejando de lado
al propio compatriota, sin derechos ni razones.
En el Este toda ley es letra muerta, la oficina
regional de Migraciones, cuyos funcionarios no hacen respetar la ley
migratoria, motivo por el cual estos extranjeros siguen trabajando
tranquilamente, contando ya la mayoría con los carnets de admisión permanente,
facilitados por los funcionarios venales y gestores de Migraciones, amigos de
éstos, quienes cierran un ojo – incluso los dos – para admitir a estos foráneos
desvergonzados a hacer lo que en ningún país podrían hacer.
Esta situación ya perdura hace años, y a cada cambio de director general, en
Migraciones anunciaban que harían “controles férreos”, sin embargo,
aparentemente el dinero puede más, pues al final de su mandato o cuando fueron
destituidos del cargo, la situación seguía siendo exactamente la misma de
antaño.
La intención de este material no es de ninguna manera xenofóbica o
discriminatoria, pero sí dar a los compatriotas su lugar, y cuando decimos que
por lo menos unos 10 mil puestos de trabajo,
que deberían estar ocupados por paraguayos, son usurpados por extranjeros
ilegales, no estamos mintiendo. Además a esta infracción se le agrega la fuga
de divisas, que estos foráneos con permanencia irregular cometen, pues también
evaden impuestos y lo recaudado lo llevan a sus países.
Personas como el denominado “rey de la soja”, Tranquilo Favero, quien dice
que paga 13 salarios a 2.000 empleados suyos, cabe aquí la pregunta: de dónde salió la fortuna que tiene hoy día
para pagar estas sumas.
Quizás haya sido depredando el medio ambiente, formaron toda una casta
especial, que se enriqueció de manera increíble y vertiginosa en nuestro país,
mientras los campesinos paraguayos seguían en la miseria más absoluta, aunque
los brasileños siempre sostienen que el paraguayo es enemigo del trabajo.
Sin embargo, se olvidan
que el paraguayo nunca recibió apoyo de su gobierno, en tanto el brasileño
siempre recibió ayuda financiera y técnica de su gobierno, motivo por el cual
el paraguayo solo puede exportar escupitajos, que no tienen mucho valor en el mercado financiero internacional,
mucho menos en el nuestro.
Son muchos los extranjeros, principalmente brasileños, que amasaron grandes
fortunas, a través del agro negocio, no siempre lícito, ya que cultivaban soja,
eliminando grandes porciones de selva virgen, destruyendo arroyos con los
agrotóxicos, en fin, una serie de situaciones que hicieron que el medio
ambiente se deteriorara casi por completo en el país.
Y lo peor es que hoy día, cuando se quiere despejar las dudas sobre la
tenencia de millones de hectáreas, estos sojeros se ponen bravos y afirman que
no permitirán la realización de mensuras judiciales, a través del Indert, como
si ellos fuesen los dueños del país. Y todavía teniendo a autoridades
antipatriotas, como el intendente de Santa Rita, Concepción Rodríguez, el capataz de los brasiguayos en
la región.
Y la cereza de la torta, el Escariote del clan Z, Javier Zacarías Irún,
presidenciable colorado por
el Frente de la Victoria,
quien también hace causa común con estos usurpadores, ilegales y descarados.
Toda esta tragedia que tenemos es debido a un solo ente: la dirección
general de Migraciones, que nunca tuvo y que probablemente no va a tener las
manos limpias en forma legal, pues la mayoría de estos funcionarios se dedican
a vender boletas de
permanencia, de ingreso, y muchos de ellos ingresaron en estos cargos gracias a
la política.
Sin tener el conocimiento
básico de las leyes migratorias y de cómo lidiar con un extranjero, que viene a
sobrepasarse, rebuscarse, despojar las riquezas del país donde vive y que lo
paga con monedas, mientras estos amasan fortunas, enviando madera tallada a
países asiáticos por valor extraordinario, dejando ganancias infimas a aquellos
contratados para la deforestación de nuestra riqueza natural, porque no tienen
el amparo de los gobernantes de turno, ya que todavía no se creó en este
planeta un producto
beneficioso que se llame escupitajo.
Si el Gobierno no decide poner orden de una vez por todas y que Migraciones
actúe con las facultades que la ley le atribuye, esta situación se convertirá
un pandemónium, pues el paraguayo está cansado ver como otros progresan en sus
tierras, mientras él es tratado como un extranjero en su propio país. Fuente NEIKE
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