Mañana, 9 de diciembre de 2010, el Proyecto de Ley de Lenguas será tratado en la plenaria de la Cámara de Diputados y todas las consultas realizadas llevan a esperar su aprobación por amplia mayoría de los miembros de la cámara baja. El largo y trabajoso proceso por la obtención de esta importante herramienta cultural va llegando a su fin, mediante el esfuerzo mancomunado de numerosos sectores de la ciudadanía y de importantes apoyos de la comunidad internacional.
Miles de maestros, profesores y estudiantes de lenguas, gestores culturales, escritores y artistas, periodistas, funcionarios públicos, obreros, campesinos, indígenas, profesionales y trabajadores de los más diversos sectores, líderes y afiliados de todos los partidos políticos de todo el país, pusieron su grano de arena en esta tarea que va llegando a una feliz culminación después de más de 15 años. Y nobleza obliga decir que aportaron su valiosa adhesión centenares de lingüistas, investigadores y estudiosos de temas paraguayos en general y de lengua y literatura guaraní en particular, antropólogos, poetas y artistas de Alemania, Francia, España, Suecia, Italia, Rumania, Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay.
A comienzos de este año se lanzó la Campaña por la Promulgación de la Ley de Lenguas que unió los esfuerzos de la Comisión Nacional de Bilingüismo, la Secretaría Nacional de Cultura, el Ministerio de Educación y Cultura, el Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, la Fundación Yvy Marae’y y el Taller de la Sociedad Civil. Pero esta Campaña logró el éxito que hoy es palpable, en un camino abierto en los lustros anteriores por las mejores inteligencias del país, y mediante la adhesión paulatina de amplios sectores de la ciudadanía, sin olvidar el mencionado apoyo de importantes intelectuales del exterior.
La lucha por la obtención de la Ley de Lenguas ha significado la firme y persistente tarea de enfrentar antiguos prejuicios y desconocimientos, de difundir información y conocimiento sobre una situación lingüística que hace algunos años era conocida por muy pocos, de superar recelos y diferencias entre diferentes sectores dedicados a las lenguas y a otras áreas de la cultura, de deponer posturas radicales buscando una postura y un logro común, buscando diseñar una herramienta que estuviera verdaderamente al servicio de la mayoría y contara con el mayor consenso posible. Esta lucha se convierte de este modo, en un hermoso ejemplo de diálogo y construcción democrática, que ojalá pudiera imitarse en otras áreas de la labor social. Una reivindicación que empezó su camino desde la más honda y ciega discriminación, se va erigiendo en uno de los más significativos gestos para honrar la idea de la independencia, a 200 años de aquella gesta de mayo.
Somos conscientes de que ninguna ley es perfecta y que ésta, como todas las leyes, será solo un instrumento en una tarea que apenas está empezando, la larga tarea de dignificación de las lenguas del Paraguay y en la más larga aún, de afirmación cultural del país. Pero las buenas razones que nos han llevado hasta aquí nos llevan a concluir que será un bello y noble instrumento, y que dependerá de nosotros ir perfeccionando lo que podamos construir con él.
Ñaguahë ko’ápeve ñaimégui oñondivepa, ñamboykégui opa mba’e nomopu’ämo’äiva ñane ñe’ënguéra, ñande reko, ñane retä.
Ñaimembáke oñondive ko tape poräite ñamohu’ävo.
Ha upéi, jaguerovy’ávo mba’e guasuete, mba’éichatamora’e ñañongatu ñane korasöme ko juaju jahupytyva’ekue, ñañotÿ ha jahapoaty kóga poräicha, tokakuaa ha taipotyjera ko’ërö ñande rekópe.
PARA UN PARAGUAY MEJOR, LEY DE LENGUAS
LÉI ÑE’ËNGUÉRA REHEGUA, PARAGUÁI IPORÄVE HAGUÄ
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