Hace poco
más de un mes se cumplieron 70 años de la muerte, en la ciudad de Pilar, de un
genio de la técnica, olvidado e ignorado por sus compatriotas: el ingeniero
Rafael Fuller Caballero. Su vida y obra fue el tema de una conferencia
pronunciada anoche en la
Academia Paraguaya de la Historia.
En 1893
nació en la sureña ciudad de Pilar, Rafael Ricardo José Gaspar Fuller
Caballero, hijo del médico irlandés Adam Fuller Lamp y la paraguaya Marcelina
Caballero.
Huérfano de padre a temprana edad, sus estudios primarios los realizó en Europa
y los secundarios en el Colegio Nacional de la Capital.
Brillante becario
Desde muy joven, Rafael Fuller Caballero se sintió atraído hacia los secretos
de la técnica, en especial hacia una disciplina que entonces entusiasmaba a las
mentes juveniles inquietas, la radiocomunicación.
Para profundizar sus estudios, en 1913 fue becado por el Gobierno a EE.UU., de
donde pasó a estudiar Ingeniería Electrónica a la Universidad de
Cambridge.
Primeros inventos
Siendo estudiante de dicha universidad, Fuller empezó a realizar experimentos
de telemecánica, en especial con las ondas hertzianas y a llevar adelante sus
primeros inventos, asombrando a sus profesores y al público que tenía la
oportunidad de observar las proezas técnicas.
Uno de sus muy celebrados inventos fue un barquito de juguete movido a control
remoto, que causó sensación en una muestra de portentos tecnológicos realizada
en Dublín, Irlanda, en abril de 1923.
Un reporte periodístico de la época señalaba acerca de una “Atractiva
exposición en Dublín: Una exposición de excepcional interés y gran valor
educativo ha sido inaugurada hoy en el Salón de Ingenieros, en la calle Dawson
N° 35, por la Sociedad
de Ingenieros Experimentales de Dublín”.
“Uno de los más interesantes trabajos exhibidos es un bote radiotelegráfico
construido y armado por el señor Fuller. El movimiento de este bote, una vez en
el agua, es enteramente dirigido por señales radiotelegráficas y puede además
disparar un cañón por el mismo medio”.
“Por más de que hubo muchos mecanismos novedosos en la exposición de la Sociedad de Ingenieros
Experimentales de Dublín, ninguno fue más ingenioso ni atrajo mayor admiración
que el bote que aquí se muestra, el cual puede ser dirigido por telégrafo sin
hilos”.
De regreso al país, fue uno de los impulsores de la radiocomunicación
paraguaya, teniendo a su cargo la instalación de transmisores de radio, entre
ellos el de Paraguarí, en 1926. También se dedicó a la docencia en el Colegio
Nacional de la Capital
y en la Escuela
Militar.
Inventor del portón automático
Radicado en Montevideo en 1929, descartó la experimentación con las ondas
hertzianas y se dedicó a realizar ensayos con la inducción eléctrica, lo que le
llevó a inventar un sistema de abridor automático de portones a control remoto,
que lo patentó en el Uruguay y en la Argentina.
El invento del Ing. Rafael Fuller Caballero estaba basado en la inducción. Ella
es la producción de una pequeña corriente eléctrica valiéndose de otra
corriente.
La inducción es un fenómeno mediante el cual se separan las cargas eléctricas
positiva y negativa como consecuencia de la acción de un campo eléctrico.
Este procedimiento fue olvidado y desechado porque los inventores buscaban
ejercer su acción a larga distancia y, según Fuller, es justamente en esos
menesteres en que la inducción no era aplicable. La aplicación que Fuller puso
en práctica era todo lo contrario, y por medio de ella encontró la practicidad
de la inducción.
Era consciente de que las grandes ventajas de la inducción eran para las
acciones locales, a corta distancia. Y fue la base de su invento: la aplicación
localizada de energía inducida.
Efectivamente. Para realizar el invento de sus puertas de apertura y cierres
automáticos, Fuller utilizó la inducción electromagnética entre dos circuitos:
uno colocado en el automóvil y otro colocado en el subsuelo del garaje.
Para conseguir su exitoso invento, utilizó un “relais” –entonces recientemente
inventado en Norteamérica–, muy fino y que se construyó para la televisión
(entonces un novedosísimo invento). Los efectos obtenidos con este mecanismo
tuvieron resultados muy prácticos, pues este “relais” era inmune a los ruidos,
a las chispas de los automóviles y aun, a las perturbaciones
atmosféricas.
Hace 80 años
Hace ocho décadas, el 23 de octubre de 1931, el ingeniero Fuller patentó su
invento en Montevideo y realizó una exitosa exhibición pública a la que
acudieron ingenieros, arquitectos, constructores y numeroso
público.
El acontecimiento tuvo eco en la prensa uruguaya, argentina y paraguaya, con
notable suceso. Su invento demostró la operabilidad de la inducción eléctrica
para este tipo de mecanismo, además de la seguridad de su
funcionamiento.
Decepcionante frustración
El ingeniero Fuller, convencido de la practicidad de su invento, además de
registrarlo en el Uruguay, la
Argentina y el Paraguay, proyectó hacerlo en los Estados
Unidos de Norteamérica.
Cuando viajó allá para registrarlo, se encontró con la desagradable sorpresa de
que la documentación había sido sustraída de la Oficina de Patentes del
Uruguay y patentado en los Estados Unidos, siendo despojado de la propiedad de
dicho portento tecnológico.
Esta situación le afectó en su ánimo y su salud y retornó al Paraguay,
estableciéndose en su ciudad natal, donde falleció en septiembre de 1941. Fuente
ABC. Color
Este blog no respeta el copyright de ABC color. -- Bueno, por lo menos mencionan la fuente pero aún así no está bien copiar artículos enteros. Uno puede usar porciones en su propio comentario, pero no todo el artículo. Lo correcto es poner un elace.
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