3/9/13

Discurso, represión y violaciones a los derechos humanos

A más de los argumentos en circulación sobre las supuestas bondades de la militarización interna del Paraguay, destaca ahora el coro mediático de ataques a la idea y a la defensa de los derechos humanos. Desactivar la oposición y la capacidad de defensa de personas y organizaciones ante los abusos que puedan cometerse bajo el imperio de la militarización, con las nuevas condiciones de poder otorgadas al Poder Ejecutivo por la Ley de Defensa. Abonar una ciudadanía temerosa, dispuesta a aceptar abusos del Estado sin animarse a la protesta y a la solidaridad. El nefasto proceso de este circuito represivo está retornando al Paraguay a lo más profundo del pozo autoritario.


Un circuito exitoso deja en la indefensión total a quienes puedan ser víctimas de violaciones de derechos humanos: un Estado irrespetuoso de estos derechos, que utiliza todo el poder de su aparato para poner en marcha movimientos represivos injustificados e ilegales, avalado por el aplauso, el silencio o el temor de gran parte de la población, y con escasa capacidad de respuesta de las víctimas o de quienes tengan interés en defenderlas.

El proceso de militarización de la seguridad interna en el Paraguay anda siguiendo los caminos de este circuito, por demás conocido en este país donde una larga dictadura nos enseñó en la propia piel lo que significa vivir bajo un autoritarismo represivo. Dictadura que dejó huellas potentes y muy actuales en mentalidades sujetas a los supuestos de este sistema autoritario.

A más de los argumentos en circulación sobre las supuestas bondades de la militarización interna del Paraguay, destaca ahora el coro mediático de ataques a la idea y a la defensa de los derechos humanos. Quienes se oponen a la política de militarización vigente son presentados como personas y organizaciones amenazantes, sobre bases falsas, con acusaciones relacionadas con lo ideológico y con una tónica que alienta el miedo y el odio.

El editorial de ABC Color del 1 de septiembre de 2013, digno de la más rancia escuela represora de cuño stronista, debe ser entendido como un importante ejemplo de este tipo de discurso. La mención explícita de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy), de su secretario ejecutivo Enrique Gauto, del Servicio Paz y Justicia Paraguay (Serpaj-Py) y del activista Abel Irala, a más de organizaciones y actores políticos, son veladas amenazas que se ciernen sobre el conjunto de las organizaciones y personas defensoras de derechos humanos del Paraguay.

¿Qué se busca con este discurso?
- Desactivar la oposición y la capacidad de defensa de personas y organizaciones ante los abusos que puedan cometerse bajo el imperio de la militarización, con las nuevas condiciones de poder otorgadas al Poder Ejecutivo por la Ley de Defensa.

- Colocar bajo el punto de mira a organizaciones y personas defensoras de derechos humanos concretas, con el consiguiente esfuerzo que éstas deberán colocar en su propia defensa, buscando dejar libre la cancha para los abusos de poder estatal.

- Justificar de manera general la razonabilidad de las persecuciones que puedan ser desatadas en contra de personas y organizaciones que se oponen a la militarización y a los abusos de poder del estado.

- Abonar una ciudadanía temerosa, dispuesta a aceptar abusos del Estado sin animarse a la protesta y a la solidaridad.

El nefasto proceso de este circuito represivo está retornando al Paraguay a lo más profundo del pozo autoritario.


Así realizo un análisis Clyde Soto, es feminista y activista de derechos humanos. Investigadora del Centro de Documentación y Estudios (CDE), representante institucional ante la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy). Fuente: E’a

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