El cerco se estrecha
alrededor del Paraguay. Hoy, tres de los socios con los que fundamos el
Mercosur se sentarán a una mesa para decidir nuestro destino dentro del bloque.
Van a “deliberar”, aunque ya está anunciado con fuegos artificiales el tenor
del documento condenatorio. El líder de esta ejecución será Argentina, cuya TV
pública, en un alarde de sectarismo fanático y con periodistas muy bien
adoctrinados, no se cansa de repetir como letanía lo del “golpe de estado
parlamentario”. Se llegó incluso a definir cuál será el calificativo que, de
ahora en más, tendrá el Paraguay: paria.
Cumbre del MERCOSUR. Fuente: 5días
Y es interesante que usen esta palabra, que en la India define a una casta
considerada inferior, despreciable. De manera que eso seremos, para los
maestros de la opinión pública argentina: poco menos que insignificantes. Pero
ese calificativo no nos define a nosotros sino a quienes lo concibieron y
emitieron. Los argentinos saben mucho de eso y no es necesario entrar en
detalles.
Pero lo que sí nos avergüenza como ciudadanos de esta región es la doblez, la hipocresía y la vileza con las que un Gobierno que como el argentino, servido por una prensa oficial fuertemente embridada, se permite conducir un proceso abierto a un país que, en ejercicio de la soberanía y la autodeterminación, decide enjuiciar a un presidente de la República que nos estaba llevando a un callejón sin salida, no por maldad deliberada sino por sencilla y completa incapacidad para gobernar. Fue el Congreso, surgido de la mismas elecciones que ungieron a Lugo presidente, el que por una histórica mayoría, lo destituyó.
Pero lo que sí nos avergüenza como ciudadanos de esta región es la doblez, la hipocresía y la vileza con las que un Gobierno que como el argentino, servido por una prensa oficial fuertemente embridada, se permite conducir un proceso abierto a un país que, en ejercicio de la soberanía y la autodeterminación, decide enjuiciar a un presidente de la República que nos estaba llevando a un callejón sin salida, no por maldad deliberada sino por sencilla y completa incapacidad para gobernar. Fue el Congreso, surgido de la mismas elecciones que ungieron a Lugo presidente, el que por una histórica mayoría, lo destituyó.
Fue el Congreso, surgido de las mismas elecciones que
ungieron vicepresidente a Federico Franco, el que aplicó los mecanismos de sucesión
presidencial previstos en la
Constitución. Y es el Congreso, depositario de la voluntad
popular manifestada el 20 de abril de 2008, el que evaluó el peligro en que se
encontraba la República
tras los sangrientos sucesos de Curuguaty, punto culminante de una cadena de
errores administrativos frente a la escalada violenta que se estuvo gestando
los últimos 12 meses en el país.
Esa es la verdad, es nuestra verdad, la única que deberá prevalecer porque nos afecta sólo a nosotros, los paraguayos. Bienvenida sea la misión de la OEA. Llega a un país en paz, en convivencia y con enormes ganas de dejar atrás estos momentos nada gratos. Hagan su trabajo y luego deliberen y resuelvan. Y esperemos que en el viejo y señorial edificio de Washington se enseñoree la verdad. Será justicia, porque la mentira rastrera, la maniobra aleve gestada para desnaturalizar el Mercosur, se perpetra hoy en Mendoza.
Así, el bloque que fundamos con tantas esperanzas tendrá amos como Hugo Chávez, que podrá espetar allí lo que les enrostra a sus compatriotas: “Si no eres chavista, no eres del Mercosur”. Y al decir de Luis Alberto Lacalle Herrera, “ese será el comienzo del fin”.
Esa es la verdad, es nuestra verdad, la única que deberá prevalecer porque nos afecta sólo a nosotros, los paraguayos. Bienvenida sea la misión de la OEA. Llega a un país en paz, en convivencia y con enormes ganas de dejar atrás estos momentos nada gratos. Hagan su trabajo y luego deliberen y resuelvan. Y esperemos que en el viejo y señorial edificio de Washington se enseñoree la verdad. Será justicia, porque la mentira rastrera, la maniobra aleve gestada para desnaturalizar el Mercosur, se perpetra hoy en Mendoza.
Así, el bloque que fundamos con tantas esperanzas tendrá amos como Hugo Chávez, que podrá espetar allí lo que les enrostra a sus compatriotas: “Si no eres chavista, no eres del Mercosur”. Y al decir de Luis Alberto Lacalle Herrera, “ese será el comienzo del fin”.
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