Ese jueves 21 había
llegado a las 5:30 al Palacio, como habitualmente era su costumbre. Minutos
antes de las 6.00, Fernando Lugo inicia una reunión con varios de sus allegados
más cercanos, como Víctor Ríos, por entonces aún ministro de Educación; Emilio
Camacho, asesor jurídico de la
Presidencia; Ricardo Canese, entre otros referentes del
Frente Guasu.
Presionado por la situación y por su entorno, Lugo accede allí, como
resignado, a que se le cambie a Rubén Candia Amarilla como ministro del
Interior, y nombrar en su reemplazo a un liberal, y al comisario Arnaldo
Sanabria Morán en el cargo de comandante de la Policía, las dos
exigencias que el PLRA le había reclamado dos días antes para no iniciarle un
juicio político.
La
noche anterior, Canese fue designado, en una reunión en Mburuvicha Róga, como
mediador de la crisis entre Lugo y los partidos políticos. En ese plan, Canese
parte en compañía de Ríos hasta el local del Directorio del PLRA, donde estaba
fijada, para las 7.00, una reunión del comité político con las bancadas
liberales del Parlamento, que tenía un temario espinoso: definir si el partido
apoyaba o no el juicio político.
Miguel
Ángel López Perito, por entonces secretario general de la Presidencia, no
participó de esa reunión en el Palacio, porque se encontraba saliendo de San
Lorenzo. Lugo le llamó por teléfono y le pidió que acompañara a Canese en su
misión de ir a dialogar con el PLRA. López Perito acepta el pedido y se dirige
presuroso al local de los liberales, sin tener conocimiento de cuál era el
ofrecimiento a plantear.
Ese
jueves el ambiente político había amanecido tenso y la incertidumbre era cada
vez más grande. El día anterior la cúpula del Partido Colorado había aprobado
el juicio político a Lugo, y en minutos más el PLRA se reunía para decidir su
postura.
LA
PROPUESTA. La oferta que Canese llevó al PLRA incluía la
reestructuración total del Gabinete y cerrar el acuerdo para la chapa
presidencial para el 2013. Obviamente, la candidatura a la presidencia para el
PLRA y la de la vicepresidencia para el Frente Guasu. Para dar más seriedad a
la oferta, la propuesta incluía reunirse esa misma tarde, a las 15.00, en
Mburuvicha Róga con Lugo y Canese para reestructurar el Gabinete.
Pero
ya era tarde. La cúpula del PLRA no recibió a Canese y a López Perito y
procedió a realizar la sesión en la que resolvió apoyar la destitución de Lugo. Algunos
colaboradores del exobispo afirman que ese intento de negociación fue más bien
iniciativa de los dirigentes del Frente Guasu antes que de Lugo.
Con
la decisión del PLRA, en el entorno del expresidente se inclinaban a pensar que
los reportes políticos que recibían desde el Partido Colorado, a través de
Víctor Bogado, presidente de la
Cámara de Diputados, y de Lilian Samaniego, presidenta de la ANR, no eran otra cosa que
partes falsos. El luguismo mantenía buena vinculación con ambos, que daban
pocas chances al juicio político.
Lugo
se mantenía con una actitud pasiva ante la amenaza real de su destitución, y
durante todo el jueves se lo notó tranquilo. A esas alturas, su conducta serena
empezaba a generar dudas dentro de su propio entorno, donde algunos sospechaban
que el exmandatario transmitía una falsa sensación de seguridad.
Unas
horas antes, un ministro le planteó a Lugo que se comunique telefónicamente con
Blas Llano, presidente del PLRA, para negociar una salida. "¿Por qué no me
llama él?", había sido la respuesta del exmandatario. El martes pasado,
Llano confirmó a Radio Monumental que la última vez que conversó con Lugo fue a
mediados de abril.
Cansado
de las peleas con los liberales y de las luchas dentro del Frente Guasu,
paulatinamente Lugo se fue aislando cada vez más, encerrándose en un círculo
pequeño, donde unos pocos, como Miguel Rojas, ejercían una gran influencia.
A
media mañana de ese jueves, la
Cámara de Diputados había aprobado con abrumadora mayoría (76 a 1) la destitución del
exobispo y con una celeridad sorprendente el Senado se reunía al mediodía para
constituirse en tribunal.
Luego
de brindar un mensaje a la nación, Lugo abandona, a las 11.00, en helicóptero,
el Palacio y se traslada a la
Nunciatura, donde se reúne con el nuncio Eliseo Ariotti y el
cuerpo diplomático para exponer su posición ante el juicio político que por
entonces ya estaba en marcha. Posteriormente fue a almorzar con el embajador de
EE. UU., en la sede de la
Embajada, en un encuentro que ya estaba previsto. De ambos
lugares Lugo salió confiado, porque le insinuaron que no sería destituido.
Mañana:
El viernes negro.
cronología
de la destitución (iV)
El
jueves 21, Ricardo Canese intentó sin éxito una negociación con el PLRA para
frenar el juicio político; ya era una simple convulsión política, creen los del
entorno de Lugo a los que ÚH entrevistó.
MBURUVICHA
RÓGA ERA UN HERVIDERO, A LA
NOCHE
Lugo
se recluyó el jueves, desde la tarde, en la residencia presidencial, donde
mucha gente acudió para enterarse de las últimas novedades. Se registraron
varias reuniones simultáneas. También aparecieron empresarios cercanos al
expresidente que se mostraban preocupados por la situación.
A
esa hora, las negociaciones para trabar el juicio político con votos en el
Senado eran intensas y permanentes. Una de las esperanzas estuvieron cifradas
en algunos senadores que aparentaban "convencibles". Lugo había
encomendado esa misión solo a algunos de sus allegados. Fuente Ultima Hora.
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